REUNIÓN TUMULTUOSA 2951e



Irresistibles, tronchantes, desopilantes, desencadenado, wildly comical: tal es el calificativos aquello aplica , merecido y habitually, en Tom Sharpe libros, y en Reencuentro tumultuous, su primer novella. En este, situado en Sudáfrica, el señorita Hazelstone, del manor Jacaranda Parque, tranquilo en su cocinero zulú en un sensational delito pasional y no toma para aparecer el gallardos agentes de la policía local: uno Kommandant del cual el deseo secreto de ser un señor inglés da sitio en un memorable trasplante de corazón; uno Tinent incansable en la caza del comunista; uno Konstabel partidista para disparar sin contemplaciones y para tener sexualmente negro, también sin más de explicaciones. 1s6d63
En el curso de los acontecimientos increíbles que llega , asiste en perversiones realmente inauditas, hasta que acabando, también a pesar de que es habitual en Tom Sharpe, en un apoteósico final.«En un manor de Sudáfrica uno distinguido señorita tranquilo en su cocinero zulú en un sensational delito pasional. El hecho desencadena el trepidante acto de este nuevo novella del humorista británico,
autor de Wilt, definido por el crítico de su país también a pesar de que una farsa mortíferamente diversión» (El País).«Esquitxada De chistes brutales, trimmed con exactitud, stitching con valorar trepidante y presided por una ironía indesmayable, Reencuentro tumultuous confirma en Tom Sharpe y un humorista de primera fila» (Llàtzer Moix, La Vanguardia).
«En esta historia superdivertida relaciona el llegado cuando en Sudáfrica un elegante señorita tranquilo en su cocinero zulú. En escenas casi dadaístas, policía esfereïts, muchos tiros y obispos colgados» (Diario 16).«Uno de los humoristas anglosajones más grandes de la actualidad. Dos centenares de páginas así desquiciadas qué luminosos. Estupefaent Idilio, llenado de farsa para los cuatro lados» (Dunia).
«En Sharpe, el señor del comicidad manifiesta con la exactitud de movimientos del juego de bielas y pistones de un motor diario en operación vertiginosa. Contra el estupidez y la vanidad, el humor estableció los méritos del sentido necesario del ridículo» (Valentí Puig, El País).